1. Elegir el material vegetal

Puedes usar:

  • Maíz en estado lechoso-pastoso
  • Sorgo forrajero
  • Caña de azúcar
  • Pasto tierno (como maralfalfa, napier o elefante)

Lo ideal es que tenga entre 30% y 35% de materia seca.

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2. Cortar y picar el forraje

  • Corta el pasto o cultivo cuando esté en su punto óptimo (ni muy verde ni muy seco).
  • Pícalo en pedazos pequeños (2–4 cm aprox.) para facilitar el compactado y fermentación
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3. Elegir el tipo de silo

Puedes usar:

  • Silo de trinchera (zanja en el suelo, revestida con plástico)
  • Silo tipo bolsa (bolsas plásticas grandes)
  • Silo torre o tambos (tambos o toneles plásticos)

En zonas rurales, el silo de trinchera o el silo bolsa son los más comunes.

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4. Llenado y compactación

  • Ve colocando el forraje picado por capas.
  • Pisa o aplasta bien cada capa para sacar el aire, usando tus pies, una tabla o un rodillo.
  • Cuanto más compactado, mejor será la fermentación.
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5. Sellado hermético

  • Cubre con una lona o plástico resistente.
  • Sella bien los bordes con tierra, piedras o madera para evitar la entrada de aire.
  • Si es un silo bolsa, asegúrate de amarrar bien y colocar en sombra.
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Ventajas del silo

  • Conserva nutrientes por varios meses.
  • Aumenta la productividad del ganado.
  • Permite aprovechar los excedentes de pasto o cultivos.
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Cuidados

  • Evita que entre agua o aire.
  • Si huele mal (a podrido o moho), no lo des al ganado.
  • El buen silo debe tener un olor dulzón o avinagrado y color verde-amarillento.

6. Fermentación

  • Deja fermentar el silo mínimo 21 días, aunque lo ideal es 30 a 45 días.
  • No abrir antes de tiempo o se pierde la fermentación.
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